Los beneficios de la terapia de inmersión con agua fría y caliente

Cómo mejorar su salud y longevidad

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24 de octubre de 2024
Cómo mejorar su salud y longevidad

Si bien sumergirse en un baño caliente y relajante puede ser su mejor opción para desconectar, existe otra forma de baño terapéutico que lleva el bienestar al siguiente nivel: la terapia de contraste, que alterna entre baños calientes y fríos. Esta práctica puede parecer intensa, pero la combinación de estas temperaturas extremas ofrece importantes beneficios para la salud, desde estimular la circulación y acelerar la recuperación muscular hasta mejorar la claridad mental y promover la longevidad.

Mejora la circulación y la oxigenación.
La terapia de contraste térmico mejora la circulación. Alternar entre agua caliente y fría provoca que los vasos sanguíneos se dilaten y contraigan. Este ciclo mejora la circulación sanguínea, llevando oxígeno y nutrientes a los músculos y órganos. ¿El resultado? Mayor energía, una recuperación más rápida y una mente más despejada, esenciales para una vitalidad duradera.

Acelera la recuperación muscular
Al igual que usar hielo para tratar una lesión, la inmersión en frío después de entrenar ayuda a reducir la inflamación y el dolor muscular. La inmersión en caliente previa relaja los músculos, mientras que la inmersión en frío ayuda a eliminar el ácido láctico, reduciendo la inflamación y acelerando la recuperación muscular. Es un método de recuperación ideal para atletas o cualquiera que desee mantenerse en forma con menos tiempo de inactividad.

Fortalece el sistema inmunológico
La terapia de contraste también refuerza el sistema inmunitario. La exposición al agua fría aumenta el recuento de glóbulos blancos, esencial para combatir infecciones y enfermedades. A medida que el cuerpo se adapta a los cambios de temperatura, refuerza sus defensas naturales, lo que ayuda a mantener la resiliencia y la salud a largo plazo.

Mejora la claridad mental y reduce el estrés.
Los beneficios mentales de la terapia de contraste son igual de convincentes. La inmersión en agua fría desencadena la liberación de endorfinas y estimula el nervio vago, clave para controlar el estrés y mejorar el estado de ánimo. La descarga de adrenalina y la activación del sistema nervioso ayudan a reducir la ansiedad y a agudizar la concentración, proporcionándote un renovado impulso mental cada vez que te sumerges.

Mejora la salud de la piel y el metabolismo.
La terapia de contraste no se trata solo de lo que ocurre en el interior, sino que también es excelente para la piel. El agua fría ayuda a cerrar los poros y reducir la inflamación, mientras que el agua caliente abre la piel y promueve la circulación. Juntos, ayudan a rejuvenecer la piel. Además, el baño frío acelera el metabolismo mientras el cuerpo trabaja para mantener su temperatura corporal, lo que contribuye al control de peso y al bienestar general.

Si eres nuevo en el mundo de la terapia de frío, empieza poco a poco. Prueba un "descanso frío" terminando tu ducha caliente con un enjuague frío de 30 segundos. Deja que el agua fría te toque todo el cuerpo, empezando por las piernas y subiendo hasta la espalda y el cuero cabelludo. Con el tiempo, te adaptarás al frío y quizás estés listo para dar el paso, tanto en el sentido literal como para tu salud a largo plazo.


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